Como cualquier asentamiento montañoso, la sierra de Hornachos se caracteriza por ser principio y final de algo, así lo es de las comarcas de Tierra de Barros y La Serena, como en su tiempo lo fue de los reinos bajo dominio árabe de Badajoz y Toledo, o de las Órdenes de Santiago y de Calatrava.
Son las pinturas rupestres que salpican toda la zona las que dan fe de haber sido habitado en época prehistórica. Los celtas se asentaron en la localidad dando paso a los romanos que la llamaban Fornacis.
Tras ellos vinieron los visigodos y los árabes, siendo bajo esta dominación de la que tenemos más constancia. Durante el siglo XVI la villa contaba con más de 10.000 habitantes, siendo el foco morisco más importante de España. Tras ser expulsados en 1610, los hornachegos fundaron una curiosa república pirata en Salé, Marruecos.
Alternan en la construcción de sus casas las edificaciones tradicionalmente de estilo árabe, de piedra y encaladas, con las casas palaciegas de los siglos XVII y XVIII.
Monumento declarado de Interés Histórico Artístico es la obra mudéjar por excelencia de la provincia, la iglesia parroquial de la Purísima Concepción, reconstruida en tiempos de los Reyes Católicos sobre otra anterior, de estructura basilical, dividida en tres tramos por arcos de ladrillo y cabecera poligonal con cubierta de crucería. La cubierta es ostentosa en su ornamentación.
Son de destacar el retablo mayor, la pila bautismal, pieza de alabastro de Juan Bautista Vázquez el Viejo; del mismo modo son parte importante sus azulejos, pinturas e imágenes, así como sus rejas.
La magnífica torre está dividida en tres cuerpos presenta en su campanario veinticuatro vanos, seis por frente, rematada de chapitel y en el que se aprecia su reminiscencia renacentista.
Muy cerca se encuentra la Casa del Gobernador, el antiguo Hospital y la Cilla o Pósito, antigua mezquita.
El convento franciscano de San Ildefonso, fundado en 1526 por Carlos I, alberga un espléndido conjunto de retablos y pinturas portando en su fachada escudo imperial. Como en tantos otros lugares de la provincia, alguien con no muy clara visión histórica ordenó demoler la ermita de San Roque, obra del siglo XV.
Aun en pie se mantiene la ermita de los Remedios, del siglo XVI, bonita construcción.
Llenas de tipismo y solera son las innumerables fuentes de la localidad que dan a la villa ese sabor propio de poblaciones a la vera de las sierras. Son las de Palomas, Cuatro Caños, Ribera, Los Moros, Los Cristianos, San Roque, Santa, Nueva San Francisco, Almagrera, Maxicaco, etc.
La villa hornachega goza de más de una alternativa turística, en gran parte por desarrollar.
Lo primero que se encuentra uno al llegar a Hornachos, es su ubicación, a la falda de la montaña culminada por las ruinas de las que en un tiempo albergaron a los que durante décadas formaron la resistencia a la Reconquista por los avanzados de la dominación cristiana.
Su enclave paisajístico, sin igual, da cobijo a una abundante fauna, típicamente mediterránea en la que conviven en perfecta armonía rapaces de todo tipo, pudiendo ser observadas desde el observatorio que la organización ecologista Adenex tiene implantado en la zona, siendo de destacar la reserva de buitres leonados, lo que constituye la Reserva Biológica de Adenex.
Famoso por sus aguas sulfuradas medicinales, es el Balneario de Los Castaños o de los Remedios.
En la oficina de turismo de la localidad podemos encontrar toda la información que deseemos en cuanto a viajes y rutas organizadas por la zona; así por ejemplo la ruta monumental, la ruta en burro y el senderismo en ruta por Sierra Grande. Las visitas a las pinturas rupestres y al castillo también las podemos programar.
Hornachos, en la actualidad, ofrece algunos servicios turísticos como:
Rutas en Burro
Rutas de Senderismo por Sierra Grande
Ruta Monumental
Visita a las Pinturas Rupestres y al Castillo
La artesanía también tiene sitio entre los habitantes:
Paños de ganchillo, bordados, cuadros hechos de "punto de estrella", fiambreras, palilleros, floreros, costureros, asientos de cuerda y enea, cestos de distintos tamaños y formas.
La materia prima de todos estos trabajos realizados son: el corcho, el alambre, las juncias, la cuerda, el mimbre, el roble, el naranjo, el castaño, el eucalipto y la encina. En Hornachos aún es posible encontrar a uno de los últimos choceros de Extremadura, cuyos trabajos pueden encontrarse en la dehesa hornachega. Los materiales utilizados son los palos de rabiza, eucalipto, centeno o bálago y juncias. También se realizan velas de cera y se restauran muebles.
Variadas y singulares son las fiestas de la localidad:
2 de febrero: Festividad de Las candelas
No solo arden fogatas y hogares sino que se degustan manjares de todo tipo, destacando los derivados del cerdo y producto de las matanzas realizadas durante el invierno.
Carnavales
15 de mayo: San Isidro Labrador
24 de junio: San Juan
La víspera a esta festividad, la conocida como La Noche del fuego y del agua es tradición que la gente se moje la cabeza en el pilar de San Francisco en el ecuador entre el día 23 y el 24. Es típico también lavarse la cara con agua mezclada con diferentes hierbas: cuentan que es para no envejecer.
15 de agosto: Fiesta del emigrante
8 de septiembre: Nuestra Señora de los Remedios
Patrona de Hornachos.
4 de octubre: San Francisco de Asís
Las mesas hornachegas están repletas de exquisitas viandas con platos típicos de zona de montes a los que se unen los tradicionales de la zona. No faltan en sus mesas los derivados del cerdo embutidos y curados en sus despensas: lomos, jamones, chorizos y morcillas; tampoco faltan el gazpacho, el puchero de garbanzos y judías o las migas; del conejo, a caldereta y el salmorejo. Los postres se caracterizan por sus repápalos, puchas, natillas y arroz con leche y por su repostería: sus roscas fritas, blancas y de pan. Así mismo los pestiños y gañotes que como los ya mencionado se puede tomar solo, con un buen café, o con una copa de resóleo, licor a base de aguardiente, café, azúcar, almendras e hierbas aromáticas.
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